¿Podemos comer de todo con moderación?

La industria alimentaria se ha encargado de hacernos creer que se puede comer de todo de forma moderada, ya que este concepto es muy amplio y se puede interpretar de muchas formas. De tal manera, que se puede pensar, que no hay alimentos que no son saludables sino que lo que puede perjudicarnos es la cantidad y la frecuencia, cuando se sabe a ciencia cierta, que un alimento puede ser dañino independiente de esto.

Que podemos comer de todo con moderación, es una afirmación en la que se ha respaldado la industria de la llamada comida basura, para poder vender sus productos, y que nosotros los compremos sin ningún remordimiento, pensando que al consumirlo de forma esporádica estamos haciendo una dieta sana.

El problema viene cuando la palabra esporádica o moderada (tal y como viene en la pirámide nutricional) es tan amplia que cada uno la puede interpretar de forma distinta. ¿Es esporádico una vez cada dos días? ¿Una vez a la semana? ¿Una vez al mes? ¿Una vez al año? ¿Comerte un donuts todos los días es algo moderado porque realmente me podría tomar dos?

La verdad, y aunque a los nutricionistas nos llamen talibanes de la nutrición por hacer este tipo de afirmaciones: hay alimentos que no deberían estar incluidos en nuestra dieta, ni de forma moderada, ni ocasional, ni de ninguna forma, simplemente porque dañan nuestra salud, y algo que daña nuestra salud no debe ser consumido de ninguna de las maneras.

De hecho, en otros ámbitos que no abarcan a la nutrición, es completamente comprensible no aconsejar algo que causa un perjuicio para la salud, como por ejemplo el tabaco, el alcohol o las drogas duras. A nadie se le ocurre decirle a un niño de cinco años que puede tomarse una cerveza de vez en cuando, fumarse un cigarrillo de forma ocasional o consumir drogas duras de forma moderada.

¿Por qué no se extiende esto a la nutrición si la tasa de mortalidad por llevar una mala dieta es tan alta? ¿Por qué le decimos a un niño que debe consumir alimentos ultraprocesados de forma ocasional, en vez de transmitirle el mensaje de que ese tipo de alimentos no deben estar en su dieta?

La conclusión que saco de forma personal, y me consta que otros profesionales están de acuerdo conmigo, es que no se transmiten estos mensajes tajantes a los más pequeños porque no queremos ser incongruentes, y para transmitir un mensaje a mi hijo debo ser consecuente y predicar con el ejemplo. Y… ¿está la población adulta preparada para eliminar de su dieta alimentos de los que está más que demostrado que tienen propiedades nocivas? La respuesta es no.

Y este es el motivo de que se utilicen expresiones como las citada en el título, ya que nos ayudan a librarnos de culpa y a autoconvencernos de que tomar algo de forma “moderada”, no puede hacerme daño.

¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN?

Que la población aprenda que se pueden comer alimentos sanos, sin renunciar a ningún placer, y que se pueden hacer todo tipo de elaboraciones de una forma saludable, eligiendo los ingredientes adecuados, es decir, que no hayan sido procesados con anterioridad.

Para ello, se necesitan tener más conocimientos gastronómicos  y conocer todo el partido que se puede sacar a los alimentos del mercado, aquellos que no vienen en cajas, ni necesitan incluir lista de ingrecientes, ni composición nutricional. 

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