En verano se desajustan nuestros hábitos alimentarios cotidianos. Tenemos la creencia de que estar fuera de casa implica y justifica comer mal y por lo tanto engordar y coger esos kilos que con tanto esfuerzo nos hemos quitado el resto del año. Esta creencia es un mito ya que con unos consejos y un poco de organización no solamente no vamos a engordar sino que también podemos adelgazar.